Señores
Apoderados Legales y Directivos de las Escuelas Católicas de la Arquidiócesis de Santa Fe de la Vera Cruz
PRESENTE
El 8 de marzo nos convoca a hacer presentes (en el pensamiento y en las acciones), de un modo especial, a las mujeres.
En una homilía de la Misa celebrada en la Casa Santa Marta, el Papa Francisco señaló que la funcionalidad no es el propósito de la mujer. Es verdad que la mujer debe hacer cosas, y hace cosas como todos los demás, pero cumple una misión en la humanidad, que no puede ofrecer ningún hombre. “El hombre no trae la armonía, la trae ella. Es ella la que trae la armonía, que nos enseña a valorar, a amar con ternura, y que hace que el mundo sea una cosa hermosa. El propósito de la mujer es la armonía en el mundo".
En la Conferencia internacional sobre la mujer, organizada por el Consejo Pontificio Justicia y Paz, en el año 2015, El Papa Francisco afirmaba:
Los temas relacionados con la vida están intrínsecamente vinculados a lo social; cuando defendemos el derecho a la vida, lo hacemos para que esa vida pueda, desde su concepción hasta su fin natural, ser una vida digna, que no conozca las heridas del hambre y la pobreza, la violencia y la persecución. El Papa Benedicto XVI, en su encíclica Caritas in veritate, subrayaba que la Iglesia propone «con fuerza esta relación entre ética de la vida y ética social, consciente de que no puede tener bases sólidas, una sociedad que —mientras afirma valores como la dignidad de la persona, la justicia y la paz— se contradice radicalmente aceptando y tolerando las más variadas formas de menosprecio y violación de la vida humana, sobre todo si es débil y marginada» (n. 15).
Y agregaba luego, que la competencia profesional de los participantes de aquel consejo debería hacer que emerjan los dones inconmensurables con los que Dios ha enriquecido a la mujer, haciéndola capaz de comprensión y diálogo para conciliar los conflictos grandes y pequeños, de sensibilidad para sanar las heridas y cuidar de cada vida, incluso a nivel social, y de misericordia y ternura para mantener unidas a las personas. Estos aspectos, junto con otros, son parte del «genio femenino» que es necesario que se pueda manifestar plenamente en beneficio de toda la sociedad.
Como escuela, tenemos la posibilidad participar, no sólo en la transmisión de cultura, sino –y sobre todo- en la recreación de esta cultura y en todo aquello que denigre la dignidad de la PERSONA HUMANA. Tenemos la tarea, no sólo de evitar cualquier forma de violencia, sino de mostrar a la sociedad la belleza del “genio femenino”. Reflexionemos en esta Jornada del 8 de marzo especialmente por la dignidad de la mujer.
Sabemos que tanto el varón como la mujer, poseen una dignidad propia e intransferible. Y debemos trabajar para que la relación entre varones y mujeres nunca asuma la forma de dominio de uno sobre el otro, sino que sean relaciones de complementariedad y respeto. No podemos ignorar la persistencia de formas de dominio, prepotencia, abuso, perversión y violencia que padecen las mujeres. Tenemos que ser claros en el rechazo de ellas.
Recordemos también que el SÍ a la VIDA se vuelve compromiso para hacer de cada vida humana una vida digna, desde el momento de la concepción hasta su fin natural. No podemos permanecer indiferentes al sufrimiento de tantas mujeres.
En el IV Encuentro Mundial sobre la Educación, celebrado en Dubái, el Papa Francisco, dirigiéndose a los docentes, destacó la importancia de su función en el mundo como “¡artesanos de humanidad! ¡Y constructores de la paz y del encuentro!”. Me atrevo a afirmar que quienes nos dedicamos a esta tarea estamos convencidos de esto. Somos artesanos de Humanidad, y esto nos compromete a involucrarnos en la formación de generaciones de niños y jóvenes que sean amantes y respetuosos de la vida, de toda persona: varón o mujer.
Por ello, los invito a conmemorar este día en sus Comunidades Educativas, haciendo de ello una ocasión formativa desde la cual transmitir aquellos valores evangélicos que predicamos.
Los saludo afectuosamente en el Señor.