Queridos hermanos y hermanas de la comunidad arquidiocesana de Santa Fe de la Vera Cruz:
El Papa Francisco me brinda la hermosa oportunidad de sumarme a la vida de esa Iglesia particular, para que camine junto con ustedes como su nuevo pastor. Creo que esta es verdaderamente la experiencia más bella que vivimos: formar parte de un pueblo peregrino en la historia que camina junto a su Señor. Nos reconforta saber que no estamos aislados y no caminamos solos.
La Pascua es tiempo de camino y de encuentro, de sorpresas y de gozo, de envío y testimonio. ¡Me alegra el ponerme, con ustedes, en camino con el Resucitado!
Vuelve a resonar en mi corazón la promesa de Jesús: yo te haré pescador de hombres (Cfr. Mc. 1, 17); ¡echa la red y pescarás! (Cfr. Jn 21, 6). En su Palabra y no en mis fuerzas, en su Presencia que anima y da la paz y no en mi experiencia, es en lo que me sostengo al aceptar este nuevo servicio que la Iglesia me pide.
No pudiéndolo hacer todavía personalmente, con este sencillo saludo deseo llegar a cada uno con un abrazo y mi bendición, para expresarles a todos afecto, cercanía y disponibilidad.
Vengo de una Iglesia joven pero que está creciendo; pobre pero asombrosamente solidaria; profundamente religiosa y misionera de los barrios; de gente muy sencilla que sabe demostrar ternura y cariño. Este es el deseo que traigo en mi corazón: no perder este entusiasmo, contagiar este fuego, compartir con ustedes esta experiencia, poder darles lo que soy, haciendo lo mejor que pueda, sin estar pendiente de los resultados, confiando sólo en Dios.
Estoy seguro que aprovecharán este tiempo para agradecer, como se lo merece y saben hacerlo ustedes a Mons. José María Arancedo, sus años de fecunda entrega en Santa Fe.
Deseo comenzar mi ministerio como peregrino en el querido Santuario de Nuestra Señora de Guadalupe, expresión de la fe, amor y gratitud del pueblo santafesino. Allí, quiero hablarle a Ella de ustedes, pedirle paz, “un pan que alcance para todos y una fe que se encienda por sus ojos de estrella”. Allí, rodeado del nuevo pueblo que se me confía, pondré “en sus manos en hueco, patena de ternura” mi vida y mi servicio entre ustedes.
Que el Señor los bendiga y la Virgen los proteja.
Sergio Alfredo Fenoy
Arzobispo electo de Santa Fe de la Vera Cruz